PIB de Japón anota cuarto trimestre consecutivo de crecimiento
La tercera economía mundial se expandió 1% en los últimos tres meses del año pasado.
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Solo dos días después de la visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, a Washington y la reunión con el presidente de EEUU, Donald Trump –que buscaba fortalecer los lazos bilaterales en temas de seguridad y comercio– los datos del país asiático muestran que su economía es peligrosamente dependiente de las exportaciones.
El producto interno bruto del país (PIB) se expandió 1% en el cuarto trimestre de 2016, tras crecer 1,4% en el período anterior, marcando un cuarto trimestre consecutivo de expansión.
Pero la recuperación japonesa está basada en exportaciones: la demanda externa –que ahora equivale a la mitad de expansión del PIB– aportó 0,2% a la cifra total, mientras los envíos crecieron 2,6%, su mayor avance en dos años, por una mayor demanda de autos desde China y EEUU. Por su parte, el consumo privado no mostró aceleración, desalentado por el aumento de precios de alimentos frescos y vegetales.
“El consumo privado ha sido bastante débil, y si no vemos que se dispare, es difícil esperar la aceleración de crecimiento a futuro”, señaló a Bloomberg Izumi Devalier, economista jefe de Merrill Lynch en Japón.
“El fortalecimiento del sector corporativo no ha llegado a los hogares, que enfrentan mayores costos de vida. La clave es cómo los ingresos reales ajustados a la inflación aumentan para apoyar al consumo privado”, explicó a Reuters Hidenobu Tokuda, economista senior de Mizuho Research Institute.
En espera de Trump
Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, “el riesgo para la economía de Japón es que mucha dependencia de exportaciones puede impulsar críticas desde EEUU, que presta mucha atención al comercio bilateral”, dijo Takashi Shiono, economista de Credit Suisse Group.
Después de la visita de Abe a EEUU el fin de semana, Trump señaló que el país asiático cuenta con “100% de respaldo” estadounidense en temas de seguridad. Sin embargo, su postura en comercio ha sido mucho más dura: ha expresado su descontento por políticas monetarias y comerciales de Tokio, que tiene el segundo superávit comercial más grande con EEUU después de China.
“No creo que la cumbre tuviera algunas indicaciones de cambio de postura de Trump en negociaciones con sus socios comerciales, que se basan en el hecho que el déficit comercial es negativo para el país”, señaló en una nota a los clientes Yoshimasa Maruyama, jefe economista de mercado en Nikko Securities.